Pacientemente esperé a Jehová: si estás cansado de esperar días mejores

Cuando estemos en dificultades, lo mejor es que digamos como el salmista: “Pacientemente esperé a Jehová…” Salmo 40:1.
¿Estás cansado de esperar días mejores, de liberarte de los problemas, aflicciones y sufrimientos? ¿Ya pensaste en desistir de todo, desanimado y cansado, pues el tiempo pasa y el objeto de tu búsqueda no llega nunca?
Probablemente eso ocurre, no por ser muy difícil aquello que deseas o porque falta de tu parte la calificación de “merecimiento”, como ha pensado varias veces. La gran pregunta es: ¿de quién y de dónde espera que venga la respuesta a sus anhelos?
Tú propia fuerza puede ser pequeña y tus posibles colaboradores, pocos, mas hay alguien que es confiable, fiel y poderoso para erigirse en depositario de tu esperanza. Ese alguien es Dios.
¿Sabes? El salmista sintió una gran aflicción al no ver la respuesta a sus oraciones y en el libro de los Salmos encontramos que 14 veces hizo esta pregunta: “¿Hasta cuándo, Señor?”
La respuesta está en el versículo que hoy nos ocupa: Espera pacientemente en el tiempo de Dios. La Biblia dice: "Esperé pacientemente al Señor, y él se inclinó ante mí y escuchó mi clamor". Salmo 40:1.
Pero... ¿qué significa “esperé pacientemente”? Significa que tu clamor debe ser de un corazón tranquilo, porque tienes la certeza de que Dios te escuchará y responderá. La paciencia siempre va de la mano de la fe. Dios no presta atención a tu desesperación, sino a tu fe y a tu paciencia.
La paciencia es una virtud que todo creyente en Jesús debe cultivar… Dios quiere que seamos pacientes, que aprendamos a esperar su momento oportuno.
Esto es muy importante porque confirma el grado de tu fe. Ya sabes, Dios actuará a tu favor, por eso tú le dices a tus emociones y sentimientos: “Ten calma, espera en Dios, porque todavía voy a alabarlo por su bondad hacia mí… sé que él me responderá” (Salmo 42:5).
Recuerda: la paciencia es la capacidad de esperar sin estresarte, sin preocuparte… La paciencia es segura de que la respuesta llegará y no se ve alterada por nada.
Con nuestras propias fuerzas es muy difícil lograrlo, pero el Espíritu Santo es nuestro ayudador y nos ayudará a cultivar este fruto. No te desesperes, porque el Señor escucha tus oraciones. Sus oídos están atentos a tus súplicas, la promesa se cumplirá, tu respuesta está lista para satisfacer tu necesidad.
Dirígete a Él y espera en Él y verás la materialización de sus deseos y sueños.