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Tengo mucha sed: el agua que sacia la sed del alma

Mujer con vaso de agua y mujer cansada de yanto caminar

En cierta ocasión, una amiga me llamó por teléfono para decirme que quería visitarme, yo acepté, pues habían pasado muchos años que no la veía, así que le di la dirección de mi casa y quedé en espera de su visita.

Era la primera vez que ella me visitaba, pero parece que no escribió bien la dirección de mi casa, pues se había perdido entre las calles, caminó mucho subiendo cuestas y bajándolas, hasta que felizmente llegó.

Muy cansada por tanto haber caminado, solo exclamó al verme: "!Tengo sed. un vaso de agua por favor¡".

Inmediatamente le serví un vaso de agua, que al tenerla en sus manos, la tomó con tanto apuro y deseo, que parecía que ese vaso de agua fuera lo más importante para su vida en ese momento.

Una vez que terminó de tomar el agua tan apasionadamente, exclamó: "Gracias, el agua calmó mi sed".

La escena de mi amiga tomado el líquido elemente, me llevó a reflexionar sobre la necesidad que tenemos de Dios, así como el agua calma la sed, Dios puede calmar la sed espiritual de nuestras vidas.

Cuando te sientas cansado de no conseguir lo que anhelas, extenuado por los problemas de cada día, sientes que las situaciones difíciles te consumen, que no tienes fuerzas para seguir y buscas un salida urgente, Dios te ofrece esa agua que puede darte alivio y consuelo para tu vida.

Cuidado con acudir a "fuentes equivocadas" con la idea de calmar la sed de tu alma, como las bebidas alcohólicas, las drogas, fiestas desenfrenadas y otras acciones pecaminosas, si fuera así, solo empeorarías tu situación, consumiéndote más de lo que estabas y sin calmar esa sed que te desespera.

Hay una alternativa, Jesús dice: “vengan a mí, los que tengan sed, y serán saciados”. Él es la fuente de agua viva que puede llenar tu ser y saciar la sed de tu alama. Pero se debe buscar con intensidad, con anhelo, con deseo, con pasión, como lo más importante para la vida, así como buscas un vaso de agua cuando llegas de hacer ejercicios, o en un día de mucho calor.

-”Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta” Salmo 63:1.
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