El rey y los dos sabios: hay formas de decir las cosas

Lo importante que es tener prudencia en nuestras conversaciones, decir las cosas de mala manera puede tener consecuencias, el siguiente cuento árabe nos ilustra mejor el tema.
Un rey soñó que había perdido todos sus dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
- ¡Qué desgracia mi señor! - exclamó el sabio – "Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad."
- ¡Qué insolencia! - gritó el rey enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al rey con atención, le dijo:
-"¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos tus parientes."
El semblante del rey se iluminó con una gran sonrisa y ordenó que dieran cien monedas de oro al sabio. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
-"¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo por qué al primero se le castigó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro."
El segundo sabio respondió: "Amigo mío, todo depende de la forma como se dicen las cosas."
- Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o los conflictos. La verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas, cuando no tenemos el tacto y la sutileza de decirla.
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.
"La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor". Prov.15:1
"Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona". Colosenses 4:6.
"No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan". Efes.4:29.
