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Protegiendo al conejo - ¿Hacia dónde vas en momentos difíciles?

Reflexión del conejo

Unas personas regresaban a su campamento por un camino en medio del bosque. Uno de ellos llevaba un rifle para defenderse de las fieras salvajes que solían estar por esos lugares.

Cuando caminaban por la espesura de la vegetación, escucharon un ruido en los arbustos. Antes de que el hombre tuviera oportunidad de levantar el rifle, un bultito castaño y blanco corrió hacia él a toda prisa.  

El hombre miro hacia abajo y allí estaba un conejito castaño (en extremo agotado) acurrucado contra sus piernas entre sus botas. El animalito temblaba como una hoja, pero allí estaba sin moverse.

Esto fue sumamente raro. Los conejos silvestres tienen miedo de la gente, y ni siquiera es fácil llega a ver alguno… mucho menos uno que venga y se acerque hasta los pies.

Mientras intentaban encontrar explicación de aquello, otro actor entró en la escena: Más abajo en el camino una comadreja saltó entre los arbustos. Cuando vio al hombre (y a la que consideraba su presa, sentada a sus pies) el predador quedó congelado, el hocico jadeante, los ojos con un brillo rojo.
 
Entonces comprendieron que había irrumpido en medio de un pequeño drama de vida y muerte en el bosque. El conejito, exhausto por la persecución, estaba a solo minutos de la muerte. El hombre se convirtió en su última esperanza de refugio. Olvidando su natural recelo y miedo, el animalito instintivamente se había pegado a él buscando protección de los afilados dientes de su implacable enemigo.

El hombre no lo decepcionó: alzó su rifle, apuntó y disparó al suelo justo debajo de la comadreja. El animal pareció saltar casi recto al aire y entró disparado hacia el bosque de nuevo, a toda velocidad que sus patas se lo permitían.

Durante un rato el conejito no se movió. Siguió echadito allí, acurrucado entre los pies del hombre, en la tarde que caía poco a poco, mientras el le hablaba suavemente.

¿A dónde fue, chiquitín? No pienso que te molestará por un tiempo. Parece que esta noche te has librado de la trampa. Pronto el conejito se fue saltando, alejándose de su protector para entrar en el bosque.

¿Hacia donde vas en momentos de dificultad? 
¿Qué rumbo tomas cuando el peso de los problemas, las preocupaciones y el temor te agobian?
¿Dónde te escondes cuando tu pasado te persigue como un lobo implacable, tratando de destruirte?
¿Dónde buscas protección cuando las comadrejas de la tentación, la corrupción y la maldad amenazan con vencerte?
¿A dónde te vuelves cuando tu energía se agota… cuando la debilidad te embarga y sientes que no puedes huir por mas tiempo?
¿Acudes a tu protector, Aquel que esta firme con los brazos abiertos, esperando por ti para protegerte y darte seguridad?

Acude a Jesús, en sus manos estás seguro y en él encuentras paz.

Salmos 3:3. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

Salmos 91:4. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad.

Salmos 9:9. Y será Dios refugio al pobre, Refugio para el tiempo de angustia
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