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Biografía de William Booth: Fundador del Ejército de Salvación

William Booth

William Booth nació en Nottingham, Inglaterra el 10 de abril de 1829. Fue el fundador y primer general del ministerio internacional Ejército de Salvación. Tanto él como sus seguidores dedicaron gran parte de su tiempo a obras de caridad en los barrios pobres de Londres.

La organización Ejército de Salvación se extendió a los Estados Unidos, Australia, Europa, India y otros países, y, aunque en un principio tropezó con dura oposición, finalmente el movimiento estaba perfectamente consolidado.

En la segunda mitad del Siglo XIX el General William Booth y su esposa Catherine, junto con cientos de personas más, marchaban por las calles de las peores barrios de Londres y otras ciudades y pueblos de Inglaterra, entonando este himno... "MANDA EL FUEGO".

Para este contingente militar, la letra de la canción no eran meras palabras bonitas para atraer a la gente... ¡ellos necesitaba desesperadamente contar con el Fuego Consumidor del cual el canto hablaba! Porque ellos no eran un ejército cualquiera: Ellos estaban en guerra abierta en contra de todos los poderes de las tinieblas, y de hecho, ¡estos habían desatado su furia, haciendo cuanto podían para detenerlos!

William y Catherine Booth fueron los instrumentos de avivamiento más radicales de su tiempo. Pudieron haber continuado como ministros metodistas y haber disfrutado de relativa comodidad y seguridad por el resto de sus vidas, pero respondieron a la llamada de Dios a algo controversial, peligroso e insólito: llevar la luz del Evangelio a los marginados de Inglaterra: los desahuciados física, moral, económica y espiritualmente, durante una época en que los más pobres eran tratados peor que los caballos.

El grito de guerra del General Booth era: “Vayan por las Almas... por las peores” y así lo hacían. Los peores pecadores eran salvos, las cantinas y prostíbulos se cerraron, y ciudades y pueblos enteros fueron sacudidos. Los convertidos eran los maridos infieles y golpeadores de esposas, los borrachos, los ladrones y los estafadores, los criminales endurecidos y las prostitutas. Al principio, William y Catherine pensaron ser sólo evangelistas, y enviar a los convertidos a las iglesias ya establecidas, pero pronto se dieron cuenta que este plan no funcionaba: Su pasado de pecado, vestidos de mala manera y su mal olor ofendía a los feligreses de las iglesias establecidas. No eran bienvenidos.

Fue entonces que Dios le dio la visión y la pasión para organizar un movimiento que no sólo retendría a sus convertidos, sino que iría agresivamente en busca de ellos. Comenzaron a emplear música ruidosa, marchas y mensajes de fuego. Y luego, salían a las calles, marchando y cantando, con banderas y estandartes levantados, haciendo su presencia notarse en todo lugar. Atraían las masas donde quiera que iban. Las salas de reunión se llenaban al grado que no había lugar ni dónde pararse.. Las personas inundaban los altares para arrepentirse de sus pecados, donde quiera que iban. El poder de Dios se manifestaba maravillosamente en sus reuniones, y las personas frecuentemente caían al suelo bajo la presencia y poder de Dios.

Oposición y Persecución.

La idea de un ejército luchando contra el pecado cautivó a muchos, pero también atrajo gran oposición. Los dueños de cantinas y prostíbulos los odiaban porque sus negocios estaban sufriendo al grado que muchos tuvieron que cerrar. Persuadieron entonces a sus amigos a formar otro “ejército” clandestino, cuyo objetivo era deshacerse del Ejército de Salvación cueste lo que cueste. Y por todo el país, los “salvacionistas” enfrentaron motines que les aventaban ratas y gatos muertos, piedras, verduras podridas y todo tipo de cosas. En solo un año, 669 fueron brutalmente atacados. La policía, por lo general, hacía poco por defenderlos, y hasta echaban a muchos a la cárcel bajo cargos de haber perturbado la paz. 

Pero lo más serio fue que hubieron mártires. La Sra. Susana Beatty fue la primera mártir del Ejército, siendo apedreada, pataleada en el estómago, y dejada muerta en un callejón. ¿Cómo enfrentó el Ejército tal persecución? Resistían a sus enemigos con un alegre “Dios les bendiga” y una oración. Y el General Booth declaraba que: “Mientras que las mujeres lloren, como lo hacen ahora, pelearé. Mientras haya niños hambrientos, como hay ahora pelearé. Mientras que los hombres entren a la prisión, con su constante entrar y salir, pelearé. Mientras que quede un solo borracho, una sola niña perdida en las calles, mientras que haya una sola alma en tinieblas sin la luz de Dios, pelearé... ¡pelearé hasta el fin!”.

¿Cuáles fueron los resultados?
Además de la gran transformación espiritual y social que vino gracias al avivamiento en sí, Booth hizo otras grandes contribuciones a mejoras sociales; entre otras cosas, dirigiendo la lucha en contra de la prostitución de jovencitas de 13-16 años, haciéndola ilegal. Además, el escribió un libro con un plan de reforma para los pobres y necesitados, ayudándolos a salir adelante y hacer una mejor vida. Este plan lo sigue usando el Ejército de Salvación hoy en día, y sus ideas han sido incorporadas en los programas de ayuda social por varios gobiernos.

Con el tiempo, Booth llegó a ser reconocido internacionalmente y entrevistado por líderes nacionales. Sin duda, las palabras de otros resumen mejor su obra:

El reportero no-simpatizante de un prestigioso periódico escribió: “William Booth es el más extraordinario director de avivamiento que se ha conocido en este siglo. Este movimiento está peligrando en convertirse en una epidemia contagiosa”.

Josías Strong: “Probablemente durante ningún otro siglo en la historia del mundo ha habido tantos ladrones, borrachos y prostitutas salvos como en el ultimo cuarto de siglo a través de la fe y labor heroica del Ejército de Salvación”.

Charles H. Spurgeon: “Si el Ejército de Salvación fuera quitado de Londres, y aunque agregaran 5,000 más policías, éstos no serían suficientes para detener el crimen y desorden como ellos lo han logrado".

¿Cuál fue el secreto de este instrumento poderoso de Dios?
En gran parte se debió a su estilo de vida que él resumía en la frase “Trabaje como si todo dependiera de su trabajo, y ore como si todo dependiera de su oración”. Trabajó incansablemente hasta su muerte, más de 20 años después de la muerte de su esposa, Catherine.

Durante el transcurso de su ministerio, Booth viajó 5,000,000 millas y predicó 60,000 mensajes. Pero la oración era el elemento sobrenatural: No era raro que él convocara a reuniones de oración que duraban toda la noche antes de que él predicara. E insistía a los demás en la importancia de la oración.

En cierta ocasión, dos oficiales del Ejército de Salvación fueron enviados a un lugar para empezar una obra nueva, solo para encontrar fracaso y oposición. Frustrados y cansados, enviaron un telegrama al general para que cerrara la misión, pero Booth les devolvió un telegrama con tres palabras: "INTENTEN CON LAGRIMAS”. Siguieron su consejo y presenciaron un poderoso avivamiento. 
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