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Cómo resistir la tentación y no caer en la trampa del enemigo

Jesús tentado por el diablo

“Someteos pues a Dios, resistid al diablo y el huirá de vosotros”. Santiago 4:7.

Sabemos que el enemigo no se presenta en carne y hueso para tentarnos, pero siempre busca atacarnos con malos pensamientos para que los efectuemos y caigamos en su trampa, que por lo general siempre es la misma.

Hay dos maneras de resistirle al enemigo:

Someteos a Dios:

La obediencia a Dios trae bendición, cuando estamos sujetos a Dios la obediencia se nos hace mas fácil y por consiguiente el enemigo tiene que huir.

¿Cuál es el problema del cristiano que deja que los pensamientos o ideas diabólicas entren en su corazón? Cuando piensan mucho en ello terminan llevándolo a cabo. Por eso dice la biblia: “la carne para nada aprovecha” antes bien debemos ocuparnos en lo espiritual y buscar las cosas que si conviene pensar.

Debemos siempre orar, velar y leer la Biblia para que nuestros sentidos no se extravíen de la sincera fidelidad a Cristo y estemos fortalecidos en la fe.

La palabra “someter” quiere decir dominar, nosotros debemos dejar que Cristo domine nuestra mente y corazón, pues en Cristo tenemos mente nueva no terrenal y a limpiado nuestro corazón para poderle ver.

¿Cómo me someto al Señor?

Sometidos unos a otros en el temor de Dios (Efesios. 5:21)

Sometidos a las autoridades superiores (Romanos. 13:1, 1Pe. 2:13-15)

Guardando los mandamientos (Juan. 14:21)

Amándonos mutuamente (1Juan 4:7-8)

Con Fe (Hebreos. 11:6)


Resistid al diablo:

Cuando Satanás tentó a Jesús de todas las formas, Satanás se dio cuenta de algo: Jesús decía y hacia. Resistir al diablo no sólo es declarar la palabra sino creerla y ponerla por obra.

Muchos oran y oran, declaran y declaran pero a la hora de la tentación todo lo que ellos decían no les sirve y eso es porque nunca han puesto en práctica su fe ni el poder del dominio propio que Dios le a dado a sus hijos.

Jesús se paró firme en su fe y lo que el decía lo hacia. El enemigo toma en serio los dichos de nuestra boca. Si decimos “Amo a Jesús” pero con los hechos lo estoy negando, ahí es cuando la palabra se hace ineficaz y después de la caída quedamos desalentados y pensamos que somos fracasados.

El Hijo de Dios a recibido poder para pisotearle la cabeza el diablo y “somos más que vencedores en Cristo Jesús” y “Todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece”.

Cuando el enemigo vea que lo que decimos lo hacemos por torpes que fuéremos, no tendrá nada en nosotros y tendrá que huir por 7 caminos. Ps. Israel.
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