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Los Rumores: causan daño y son como plumas esparcidas por el viento

Plumas esparcidas por el viento

Una mujer empezó a esparcir rumores sobre una de sus vecinas. En pocos días, todo el vecindario conocía los chismes, que no tardaron en llegar a oídos de la persona involucrada. Por supuesto ella se ofendió mucho y quedó muy dolida.

Con el tiempo, la persona que empezó a esparcir los rumores descubrió que lo que ella había dicho era completamente falso. Buscando resarcirse de su error, fue a ver a un pastor para preguntarle qué podía hacer para reparar el mal que había hecho.

El pastor le respondió: Ve al mercado, compra una gallina y mátala. En el camino hacia tu casa, quítale todas las plumas y tíralas, una por una, a lo largo del camino.

Bastante sorprendida por el consejo, pero sin ánimo de contrariar, hizo lo que el pastor le había pedido. Y al día siguiente volvió a ver al pastor y le preguntó: ¿Qué hago ahora?

El pastor le pidió que hiciera lo siguiente: Ahora regresa por el camino que tomaste para ir del mercado a tu casa y junta todas las plumas que tiraste ayer para traérmelas a mí. Siguiendo las recomendaciones, la persona tomó el mismo camino, pero quedó tremendamente decepcionada ya que se dio cuenta que el viento había volado todas las plumas, llevándolas quién sabe dónde. Apenas consiguió recuperar 3 plumas, y eso después de muchas horas de búsqueda.

Cuando regresó para ver al pastor para contarle su fracaso, él le dijo: Ya ves como es sencillo tirar las plumas por el camino y casi imposible recuperarlas. Así es también con los rumores y los chismes.

"Nos lleva mucho tiempo esparcirlos, pero una vez hecho, uno nunca puede deshacer totalmente el daño realizado".

Salmos 34:13 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Proverbios 8:7 Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.
Salmos 49:3 Mi boca hablará sabiduría; Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
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