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Seguir a Cristo y no mirar hacia atrás

Joven siguiendo a Jesús mira el horizonte

Cuando decidimos entregar nuestra vida a Cristo, estamos decidiendo apartarnos del pecado y vivir una vida agradable ante los ojos de Dios y de acuerdo a las enseñanzas de Su Palabra. Mantenernos firmes en los caminos del Señor es la prioridad más importante.

Pero el enemigo de los hijos de Dios, el diablo, está presto para acecharnos y hacernos retroceder, pero es allí cuando debemos poner nuestra confianza en el Señor para continuar siguiendo las pisadas del Maestro.

¿Qué implica seguir a Jesús?

Seguir a Jesús es aceptar sus mandatos y andar en los caminos por los que Él quiere que vayamos, haciendo su voluntad plasmadas en las Escrituras y haciendo el bien a los demás. Es proclamar el Evangelio y trabajar en su Obra.

Sigue a Jesús puestos los ojos en Él y no miremos atrás.

Recordemos lo que le pasó a la mujer de Lot por mirar atrás, aún cuando los ángeles les advirtieron que no lo hiciera. Ella se convirtió en una estatua de sal. (Génesis 19:26).

Este mismo principio de no mirar atrás aplica incluso a cada día que vivimos. Muchas veces nosotros caímos en pecado y constantemente estamos mirando hacia atrás. Cuando lo hacemos y no tenemos la fe necesaria, vamos a caer otra vez en pecado. ¿Cómo?

Un ejemplo que siempre pasa:
Hiciste un compromiso con el Señor y has decidido no volver a fumar un cigarrillo. Sabes que no es bueno y no te conviene. Pero te acuerdas de tus amigos de barrio que solían reunirse en la tienda de la esquina y lo bien que pasabas junto a ellos. De esta manera ya estás mirando hacia atrás remontándote aquellos tiempos. Entonces decides ir a buscar aquellos amigos y solamente a saludarlos, tu intención no es quedarte con ellos. Pero estando allí, tus amigos te van a tentar con el cigarrillo, pero te haces el fuerte y dices no, pero minutos más tardes te das cuenta que no puedes y terminas fumando un cigarrillo. Ese es un ejemplo clave para entender que mirar atrás es muy peligroso.

No te vas a convertir en una estatua de sal, pero a consecuencia del pecado se romperá la comunión con Dios y te sentirás lejos de su presencia.

Sigue a Jesús con fe inquebrantable, dejando en el pasado la mala manera de vivir y mirando hacia adelante por el camino que conduce a la vida eterna.

Sigue a Jesús y no mires atrás.
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